martes, 9 de noviembre de 2010

Aprender a vivir

Quisiera hablar de las desgracias de la vida, cuando te enfrentas a las cosas para las que no estás preparado, cuando te enfrentas a lo inesperado la lista es gigante de las miles de circunstancias en que te encuentras atrapado sin solución, agobiado, muchas de estas circunstancias las vives por primera vez, la manera en enfrentes dichas situaciones ira variando de acuerdo a tu personalidad, tus experiencias y principalmente tu capacidad de cambio.
A veces tu vida como dice un amigo, es plana es decir sin grandes agobios ni grandes felicidades, los días transcurren sin sobresaltos me es difícil realmente ser parcial con respecto a la comparación de vidas, de una agitada vida en una ajetreada capital, donde la aventura comienza con los primeros destellos de luz, aunque para algunos también termine. Quisiera centrarme en los dolores del corazón esos dolores que hacen cambiar tus hábitos, muchas veces el dolor te adelgaza, te sume en la angustia, como nosotros no somos capaces de encontrar la luz donde todo es luz, donde nuestros propios ojos oscurecen el día, donde nuestro principal enemigo es uno mismo, donde el día comienza triste y termina entre lagrimas, donde sientes el rechazo, la marginación, alimentada engallosamente por tu propio cerebro.
Como no darnos cuenta de este triste proceso que nos absorbe, como no despertar de esta fatiga de esta sensación malestar que te impide darte cuenta que la vida es una oportunidad.
Quisiera decirles que el cerebro nos engaña, que nuestras sensaciones no son las correctas, que nuestro recuerdos no son exactos, que donde hay culpas hay perdón, donde no hay arrepentimiento existe la reflexión, que nosotros como seres humanos tenemos la capacidad increíble de superar los obstáculos impensados, que aunque estés exhausto tu energía es infinita, es que no sabemos el límite de nuestras capacidades, hasta que lo experimentamos por eso podemos levantarnos de los golpes de la vida, porque la vida es alegría, es tristeza, es perdida, es bienvenidas, es despedidas, estas situaciones viven con nosotros, debemos ser consientes de que no somos inmortales, pero en compensación somos personas con todas las capacidades para lograr la felicidad, para luchar por ellas, para ser consciente que vivimos en sociedad y que nosotros somos tan importantes como nuestro vecino, que nadie es menos, y que nadie es más, que el mejor secreto para nuestra felicidad es aprender de nuestras experiencias y ser personas justas, distribuidoras de amor, de respeto, de saber luchar por las injusticas, de ser ejemplos de bondad y comprensión para así construir una sociedad más altruista y menos indiferente..

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